El 26 de marzo de 2025, un nuevo capítulo en la colaboración por la sostenibilidad comenzó cuando tomé el vuelo hacia Medellín, Antioquia, para participar en el tan esperado intercambio de conocimientos entre los fondos de agua, Cuenca Verde (Colombia) y Aquafondo (Perú). Este intercambio se enmarca dentro de los proyectos denominados “Del Conocimiento a la Acción”, apoyado por la Fundación Futuro Latinoamericano (FFLA) y la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN por sus siglas en inglés), que busca promover soluciones innovadoras y sostenibles de adaptación basada en ecosistemas (AbE) para hacer frente a los desafíos del cambio climático y para una adecuada gestión de recursos hídricos desde un enfoque de igualdad de género e inclusión social y Equidad de Género (GESI por sus siglas en inglés).
Aunque el trayecto estuvo lleno de imprevistos y desafíos, con un vuelo de conexión retrasado que me hizo llegar casi a la medianoche a Guarne, la bienvenida fue cálida y llena de entusiasmo. El personal técnico del Fondo de Agua CuencaVerde me recibió con amabilidad y compromiso. En pocas horas íbamos a iniciar una jornada intensa, llena de aprendizajes y experiencias compartidas.
Con la primera luz del día, tuve el agrado de conocer a las personas que llegaron en representación del Fondo de Agua para Lima y Callao – Aquafondo: Piero Villaroel, especialista en Gestión Sostenible del Agua, y Milagros Medina, comunera de San Pedro de Casta e integrante del Comité de Gestión del Bofedal. Ambos forman parte del equipo que implementa el proyecto enfocado en la protección y conservación del bofedal Yanasenega, en Lima, Perú.

La mañana del encuentro: Conociendo a las mujeres ganaderas
Al día siguiente, comenzamos con una cálida presentación junto a los anfitriones del Fondo de Agua CuencaVerde, y nos dirigimos a Entrerríos, un pintoresco lugar donde se llevó a cabo una actividad que marcó el inicio de un intercambio que no solo fue técnico, sino profundamente humano.
Fue allí donde conocí a las mujeres ganaderas, Marta Londoño, Gloria Suarez, Aleida Arango, Cecilia Pérez y Deisy Arango, un grupo de lideresas que, a pesar de las diferencias generacionales, han encontrado en su unidad un motor de cambio.
Dedicadas a la producción de leche, carne y huevos en el norte Antioqueño, estas mujeres han adoptado prácticas de restauración de ecosistemas y manejo sostenible de los recursos hídricos implementando el proyecto Mujer Ganadera – Cuidadora de Ecosistemas en Colombia. A ellas las acompañaron profesionales técnicos del Fondo de Agua CuencaVerde, y otros profesionales de instituciones internacionales como TNC (The Nature Conservancy) que se han unido al proceso de transformación en la región antioqueña.

Lo que más me impresionó de este grupo de mujeres fue la fortaleza que demuestran, no solo en sus actividades económicas, sino también en su capacidad para unirse y trabajar en conjunto. Desde un enfoque AbE y GESI, estas mujeres están transformando su entorno de manera sostenible. Los proyectos les han permitido diversificar su producción mediante la implementación de cercas vivas, optimización de riego y un manejo responsable del ganado. Lo que destaco de su trabajo es conocer y palpar cómo la sostenibilidad ha sido integrada en cada aspecto de sus vidas, desde su producción agrícola hasta sus decisiones cotidianas, consolidando un modelo que refleja el equilibrio entre el bienestar social, económico y ambiental.

El Intercambio con Cabildo Verde: Mujeres Ambientalistas
El segundo día nos llevó a Angostura, donde nos encontramos con Cabildo Verde, una organización que agrupa a mujeres que se dedican a la ganadería y la producción agrícola sostenible. A través de actividades de ciencia ciudadana, lideradas y acompañadas desde la academia, estas mujeres están generando un impacto positivo en sus comunidades. Lo que me sorprendió de este grupo fue su enfoque no solo en la sostenibilidad, sino también en la generación de proyectos intergeneracionales que involucran a toda la familia, fortaleciendo el trabajo colectivo como pilar fundamental para el desarrollo de sus actividades.

Este intercambio puso de manifiesto que, a pesar de que las mujeres de CuencaVerde y Cabildo Verde tienen diferentes contextos y enfoques, ambas organizaciones comparten una misma visión de futuro. El trabajo colectivo, la adaptación al cambio climático y la gestión sostenible del agua son sus objetivos comunes. No estamos trabajando con grupos aislados; estamos construyendo una red global de mujeres que están impulsando el cambio en sus comunidades.

La Experiencia Cultural y Educativa
El tercer día combinó de manera única el aprendizaje cultural con la reflexión sobre la gestión ambiental. Visitamos el Museo del Agua en Medellín, un lugar que nos permitió adentrarnos en los complejos procesos que hacen posible la distribución de agua en la ciudad. Más allá de simplemente entender cómo se captura y distribuye el agua, el museo nos brindó una perspectiva profunda sobre la huella hídrica y su impacto en la sostenibilidad de la región. Aprendimos que la gestión responsable del agua no es solo crucial para el bienestar de la población, sino también un pilar esencial para enfrentar los desafíos del cambio climático, especialmente en áreas urbanas dependientes de este recurso natural.

Lecciones Aprendidas: Un Proceso Co-Creativo
Este intercambio, más allá de la transferencia de conocimientos, ha reforzado la importancia de trabajar de manera conjunta y en armonía, aprendiendo unas personas de otras y, lo más importante, generando soluciones sostenibles que nacen de la colaboración y el respeto mutuo.
El intercambio no solo me permitió aprender, sino también generar productos co-creativos que reflejan lo aprendido en el campo. A través de actividades lúdicas, como el noticiero La Voz del Clima, realizamos entrevistas y pude captar historias reales sobre cómo estas comunidades están gestionando sus recursos naturales y adaptándose al cambio climático. No fue solo una experiencia educativa, sino también una oportunidad para fomentar la colaboración entre todas las partes involucradas.
Cada uno de estos grupos de mujeres, aunque operan en contextos diferentes, tienen un propósito común: construir comunidades resilientes, donde la adaptación al cambio climático es una responsabilidad compartida. Es en estos espacios en los que el conocimiento fluye entre los y las participantes, fortaleciendo la confianza entre los equipos en campo y generando un sentido de unidad y colaboración que de seguro beneficiará los proyectos a largo plazo.

Al regresar, se hace evidente que intercambios como este son esenciales para fortalecer la resiliencia climática en nuestras comunidades. Los proyectos que se implementan no solo buscan mejorar las prácticas agrícolas y ganaderas, sino también empoderar a las mujeres, brindándoles las herramientas necesarias para liderar procesos de transformación sostenible. Las acciones de estas mujeres no se limitan a mejorar sus economías; son un testimonio de resistencia ante los desafíos del cambio climático, y un paso firme hacia un futuro más equitativo y sostenible para todos.
A través de estos intercambios, he aprendido que el verdadero cambio comienza en las comunidades. Los proyectos que estamos impulsando no son sólo intervenciones, son plataformas para que las personas, especialmente las mujeres, se conviertan en agentes activas del cambio. Son las comunidades las que tienen las soluciones, y nosotros, como organizaciones facilitadoras y aliadas, debemos trabajar a su lado para co-construir ese camino hacia la sostenibilidad.
Para consultas adicionales, no duden en contactar a Franco Moreno, Coordinador de Comunicación FFLA, en franco.moreno@ffla.net o Dayana Lema – dayana.lema@ffla.net, Asistente de Comunicación FFLA.